Los colmenareños viven con fervor una ancestral tradición
popular que rememora el trasiego y trashumancia que antaño se realizaba de
vacas y toros. Colmenar es tierra de toros y en esta representación, declarada fiesta de
interés nacional en 1986, este año participaron 14 vaquillas, que desde primera
hora de la tarde del último sábado de Enero, recorrieron junto con sus
cuadrillas, las calles de la localidad.
Un vistoso y singular espectáculo sonoro y visual, donde el
vaquillero, vestido con camisa blanca, pañuelo rojo al cuello, faja azul,
pantalón de pana negro, calcetines con borlas rojas, boina, y arnés de cuero
con campanillas, porta un armazón que representa a la vaquilla, engalanado con
pañuelos de seda, mantones y collares entre otros elementos.
Posteriormente, una a una, las 14 vaquillas participantes, acompañadas del mayoral y del resto de la cuadrilla, hacen su entrada
a la carrera en la plaza del pueblo, donde efusivamente hacen bailar a la res
al son del chasquido de las hondas, que a modo de látigo, magnifica este
festejo popular.
Allí, en presencia de los vecinos y visitantes del pueblo,
la vaca es toreada por el mayoral, donde su sombrero de ala ancha y copa baja hace
las veces de muleta.
El honor de dar el pregón corresponde a las vaquillas que
cumplen 25 años, recayendo este año en Limonera
II y Campera.
Desde allí, parte nuevamente hacia las calles de la localidad
serrana para finalizar en la casa del vaquillero donde se le da muerte a la
res, cumpliendo de esta forma un año más, esta singular y atractiva tradición
ganadera.