18 de diciembre de 2010

Que la suerte te acompañe



¡Eh, hazme una foto! Andaba yo ayer por la Puerta del Sol y alrededores cuando a mi espalda escuché una voz que me hablaba. Es relativamente frecuente que la gente te pida que la fotografíes cuando ven que portas una cámara grande, asociándote quizás a un reportero gráfico y en mi pensamiento siempre se cierne la misma duda...¿para qué narices desearán posar para tí si ni siquiera te preguntan si eres de un medio gráfico y no verán nunca esa foto?.

Me gusta fotografiar la navidad y el centro de Madrid es un escenario idóneo para ello, a pesar del incoveniente que supone que muchos pensamos lo mismo y nos congregamos tal multitud de personas que sería necesario un agente regulador del tráfico peatonal.

¡Oye, que me hagas una foto!La segunda vez que oí esa voz, me volví y ví que provenía de una lotera de las que se asientan en el kilómetro cero. Normalmente ellas rehuyen cualquier objetivo que las apunten, cosa lógica si pensamos que son un atractivo más para los turistas, como el oso y el madroño, o la Puerta de Alcalá. Pero ella quería una foto. Y cumplí un doble deseo, el suyo y el mío, realizando un retrato que complementaba a la perfección el reportaje navideño que estaba realizando.

Con cierta dificultad pude hacerle este retrato, toda vez que consiguimos parar el tráfico viandante entre ella y yo, el tiempo necesario para encuadrar y disparar con el 50 mm. que llevaba en mi cámara y que me obligo a echarme dos pasos atrás con el fin de coger suficiente distancia.

María Jiménez, vecina de Pan Bendito, barrio obrero del suroeste de Madrid. Me dió su nombre y dirección para que le enviara la foto, comprometiéndome a ello. De vuelta a casa imaginaba a María contemplado la imagen encima del aparador del salón, una de las pocas fotografías que sobre ella tendría.

María...que la suerte te acompañe.

12 de diciembre de 2010

Taurinos solidarios

Cuando uno va a realizar un reportaje, a priori no conoce con lo que se va a encontrar ni cual será el resultado de su trabajo. A primera vista, un partido de fútbol-sala benéfico con el fin de recaudar fondos para una asociación de niños con discapacidad psíquica, donde un nutrido elenco de toreros y subalternos dedican una parte de su tiempo a este evento solidario, es suficientemente atractivo para acudir e intentar plasmar en imágenes lo más interesante del encuentro.

Antes, durante y tras el partido, personas de este colectivo protagonizaron muchos momentos que dificilmente pueden recoger las cámaras, dado lo improvisado de su natural y espontáneo comportamiento, el cual sin duda, desbarata cualquier preparativo previsto.

Cuando, de vuelta a casa, uno visualiza las imágenes tomadas, descubre guiños, gestos que pasaron desapercibidos en el momento de la toma. Uno de ellos lo protagoniza la fotografía que he seleccionado, la cual, nada más verla, comprendí que reflejaba fielmente el compendio de actitudes de un colectivo poco conocido, que suele permanecer en la sombra.

Un Olé por estos chavales, se lo merecen. He de reconocer que yo, al menos, me sentí un poco más persona junto a estos chicos cuya minusvalía, sin duda, les engrandece.

Gracias por enseñarme un poquito de vuestro mundo, que es, en definitiva, el de todos.

1 de diciembre de 2010

La mirada

No me digan ustedes que la foto no se las trae. Ubiquémosla: Carabaña, pueblo madrileño, una noche de Septiembre de 2009. El torero Alvaro Justo, pregonero de las fiestas patronales, acababa de coronar a la reina de las fiestas, y en su retirada para colocarse en el escenario montado a tal fin, se produce la sospechosa mirada. La foto en sí no tendría tanta enjundia de no ser porque la receptora de la “visual”, concejala del ayuntamiento, parece que quiere acompañar tan especial momento ilustrando su rostro con un oportuno gesto que la imagen agradece.
Como dijo Ramón de Campoamor, nada hay verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.  Y yo añado...¿será todo producto de nuestra imaginación?

15 de noviembre de 2010

La tormenta perfecta

Los fenómenos atmosféricos siempre dan juego a los fotógrafos. Particularmente me llaman la atención las caprichosas formas de las nubes, la breve aparición del arco iris o los espectaculares rayos de una tormenta.

La noche del 24 de Junio de 2010 pudimos disfrutar en Madrid de una tormenta eléctrica donde centenares de rayos iluminaron la ciudad. Presto y raudo, me dispuse a colocar mi cámara sobre el trípode, el cable disparador en su sitio y a través de la ventana de mi habitación pude captar innumerables vistas del barrio de las Rosas. Os dejo una de ellas. Fue tomada con una exposición de 13 segundos, a f/6,3 y 160 de Iso.

Durante una de las tomas, giré mi vista hacia atrás y contemplé una escena que me fascinó. A esas horas tan intempestivas, y nunca mejor dicho, mi mujer yacía plácidamente en su cama durmiendo como un lirón,  con una tenue luminosidad que hizo mover mi lente hacia ella. Tras varios disparos continué con la tormenta perfecta.

La yuxtaposición de las dos imágenes nunca la hubiera imaginado, pero encajan a la perfección en un contrapunto lumínico.