¡Eh, hazme una foto! Andaba yo ayer por la Puerta del Sol y alrededores cuando a mi espalda escuché una voz que me hablaba. Es relativamente frecuente que la gente te pida que la fotografíes cuando ven que portas una cámara grande, asociándote quizás a un reportero gráfico y en mi pensamiento siempre se cierne la misma duda...¿para qué narices desearán posar para tí si ni siquiera te preguntan si eres de un medio gráfico y no verán nunca esa foto?.
Me gusta fotografiar la navidad y el centro de Madrid es un escenario idóneo para ello, a pesar del incoveniente que supone que muchos pensamos lo mismo y nos congregamos tal multitud de personas que sería necesario un agente regulador del tráfico peatonal.
¡Oye, que me hagas una foto!La segunda vez que oí esa voz, me volví y ví que provenía de una lotera de las que se asientan en el kilómetro cero. Normalmente ellas rehuyen cualquier objetivo que las apunten, cosa lógica si pensamos que son un atractivo más para los turistas, como el oso y el madroño, o la Puerta de Alcalá. Pero ella quería una foto. Y cumplí un doble deseo, el suyo y el mío, realizando un retrato que complementaba a la perfección el reportaje navideño que estaba realizando.
Con cierta dificultad pude hacerle este retrato, toda vez que consiguimos parar el tráfico viandante entre ella y yo, el tiempo necesario para encuadrar y disparar con el 50 mm. que llevaba en mi cámara y que me obligo a echarme dos pasos atrás con el fin de coger suficiente distancia.
María Jiménez, vecina de Pan Bendito, barrio obrero del suroeste de Madrid. Me dió su nombre y dirección para que le enviara la foto, comprometiéndome a ello. De vuelta a casa imaginaba a María contemplado la imagen encima del aparador del salón, una de las pocas fotografías que sobre ella tendría.
María...que la suerte te acompañe.