Hace tres horas, me he acercado al Congreso de los Diputados para ver como el pueblo de Madrid se despedía del hombre que fue artífice de nuestra democracia. En la plaza de Cibeles ya se veía una larga e interminable cola, que serpenteando por céntricas calles, alcanzaba el destino de las muchas personas que querían rendir su particular homenaje póstumo a Adolfo Suárez. Cerca de dos kilómetros y entre tres y cuatro horas era la espera estimada.
Si ayer subía a mi portada de una red social una fotografía que hoy cobra protagonismo, en la que Adolfo Suárez Illán se acercaba a saludar a su gran amigo Juan José Padilla en la corrida de primavera de Brihuega de 2013, hoy me en encontrado al Maestro allí, queriéndose estar al lado del hijo del ex-presidente del Gobierno, aunque ellos prefieran llamarse "hermanos", dado que su relación personal va mucho más allá de la amistad. He intercambiado unas palabras con el Maestro acerca de su personalidad y de la faena que hoy hace 9 días pude contemplar y disfrutar durante las Fallas de Valencia.
Este es el pequeño reportaje que he realizado y que me gustaría dedicar a estos dos hermanos y a este buen hombre que lamentablemente nos ha dejado.
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