15 de enero de 2012

Mar Muerto
























Si algo define a esta imagen, es el absoluto protagonismo de la bañista. Su ennegrecido cuerpo le delata ante un fondo marino, casi albino, en absoluta calma. Nos mira atenta, a través del antifaz de sus ojos, tan níveos como sus ingles.

Observamos a dos bañistas; uno flota sobre las salinas aguas del mar muerto, -ejercicio saludable y divertido donde los haya-, y nuestra protagonista toma un baño de barro, con supuestas propiedades curativas. Ignora la fiabilidad de su método purificante, pero no duda en aplicárselo porque....”Allá donde fueras, haz lo que vieras”.

Es canaria y no está acostumbrada a estos menesteres. Si en alguna ocasión me reencuentro con ella, hecho poco probable, no dudaré en observar sus rostro, intentando vislumbrar el más mínimo rastro de la beneficiosa huella dejada por el lodo, y a continuación le preguntaré si vivió el mar Muerto con la intensidad que un servidor captó esta instantánea. 

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