Me viene hoy a la memoria la foto que acompaña esta entrada al blog.
Fue realizada en 2007 durante un crucero por los fiordos noruegos. Y viene al
caso por el absurdo y trágico naufragio del Costa
Concordia. Nos es habitual que un barco de estas características tenga un
accidente y menos que lo haga con tantas connotaciones y similitudes al mal
logrado Titanic.
Ignoro quien es la persona que relajadamente disfruta de la puesta de
sol. Recuerdo que, tras el aviso de una amiga que había salido a cubierta para
fumar, interrumpí la cena que estaba ingiriendo, me disculpé ante el resto de
comensales, y me ausenté para captar
estos bellos momentos que la naturaleza nos brinda. Tiré muchas fotos cambiando
el punto de vista y los elementos que configuraban la imagen, pasando
desapercibido para el hombre que contemplaba la escena.
Ahora tengo esta foto ampliada en mi dormitorio, y quizás, sólo
quizás, sea la última imagen que veo cada noche antes de que mi vista se
aletargue y entre en un profundo sueño.
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